domingo, 7 de marzo de 2010

politicas del gobierno deben adecuarce a catastrofes sismicos.

Santiago de Chile, marzo 7 - Los terremotos en Haití y Chile que dejaron al menos 217.000 y 802 muertos, respectivamente, han obligado a los países de América a revisar sus políticas antisísmicas para estar mejor preparados ante situaciones de esta índole y han generado críticas ante el tipo de respuestas que se tienen previstas ahora.



Justamente este sábado el presidente de Perú, Alan García, instauró de manera oficial el Plan de Prevención de Sismos como una "política nacional y objetivo permanente del Estado".

Según el mandatario, implementar esta política nacional era una necesidad ya que, aseguró, los recientes terremotos de Haití y Chile ponen a su país "en un riesgo inminente" de sufrir una tragedia de similares proporciones.

Una apreciación que no es compartida por el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, por su sigla en inglés), que asegura que los sismos de los últimos meses en varias partes del mundo, incluyendo los dos recientes en América, no están relacionados entre sí.

Estos movimientos "ocurren en las regiones geológicas propensas a los sismos y, considerando los datos a largo plazo, nada está ocurriendo que sea anormal", afirmó el geofísico del USGS John Bellini.

En cualquier año, añadió el experto, hay un promedio de 140 a 150 terremotos con magnitudes de 6 a 6,9 grados, "más de dos por semana".

Pese a este diagnóstico, lo sucedido en Haití y Chile pone en pie de alerta a los países de la región como México, que aún recuerda el terremoto de 8,1 grados Richter que en 1985 derrumbo 650 edificios y causó miles de muertos en la capital.

Por eso, el alcalde de Ciudad de México, Marcelo Ebrard, instruyó a su gabinete para reforzar las medidas preventivas, redoblar el esfuerzo en entrenamiento, preparación, comunicación y disposición para organizar la reacción ante un sismo y solicitó la colaboración de la ciudadanía.

En el propio Haití, que sigue esforzándose por levantarse de la tragedia del pasado 12 de enero, el Gobierno instaló tres estaciones sísmicas para registrar temblores de tierra.

En cuanto a República Dominicana, que comparte el territorio de la isla La Española con Haití, recibe información sismológica por medio de algo más de una veintena de estaciones de detección de temblores, 14 de ellas en el territorio nacional, a las que se sumó la instalación de una adicional tras el sismo en el vecino país.

El resto están en otras naciones caribeñas con los que se intercambia la información sísmica, como Puerto Rico, Turcos y Caicos, Cuba y Jamaica.

El director de la Red Sísmica de Puerto Rico, Víctor Huérfano, señaló que las medidas contra este tipo de desastres naturales se han ido implantando paulatinamente en la isla a lo largo de las pasadas décadas y que, por lo tanto, no se ha puesto en marcha ninguna medida especial en las últimas semanas.

En Panamá, según el ministro de la Presidencia, Demetrio Papadimitriu, se formó una comisión para evaluar las condiciones de los edificios públicos y privados, y las obras en construcción para verificar que cumplan con las normas antisísmicas.

Además, el director del Instituto de Geociencias de Panamá, Eduardo Camacho, reconoció que el país necesita mejorar la red sismográfica nacional, que cuenta con 10 aparatos y debe elevarse al menos a 30.

Honduras, por su parte, planea realizar en los próximos días un simulacro sobre evacuación de edificios públicos ante un eventual terremoto.

En Nicaragua, el Gobierno, tras el terremoto en Chile, solicitó a las autoridades elaborar un plan con la finalidad de estar preparados ante estos fenómenos.

El municipio de Corinto, a orillas del Pacífico y con 19.300 habitantes, fue escenario esta semana de un simulacro de tsunami, para conocer su eficacia y comprobar el sistema de alerta temprana.

Por su parte, las autoridades salvadoreñas ya habían aprobado en octubre de 2009 el proyecto "Evaluación del riesgo de tsunamis en la costa de El Salvador", que, con un costo estimado de 544.719 dólares, implica la identificación de la vulnerabilidad del país con énfasis en las poblaciones cercanas a las costas.

En Colombia, se mantienen las políticas de concientización en las áreas con mayor actividad sísmica, concentradas en su mayoría en la zona del Eje Cafetero (centro), donde en los últimos días se han registrado hasta 14 sismos de baja intensidad.

En Costa Rica, aunque los organismos de socorro tienen protocolos de emergencia para terremotos, la Comisión Nacional de Emergencias cuenta con recursos limitados, como se evidenció en enero de 2009 cuando un sismo de 6,2 grados destruyó varias comunidades en una zona montañosa y causó 23 muertos.

En esa ocasión fue necesario pedir ayuda a Colombia para realizar rescates aéreos, pues el país no cuenta con helicópteros ni personal especializado, así como tampoco existe un sistema de alerta de tsunamis.

Entre tanto, Bolivia, según la directora del observatorio privado San Calixto, Estela Minaya, no está preparado, ya que, entre otras, su población tiene falsos mitos como creer que por estar en el centro de Suramérica y rodeado de cordilleras el país no es susceptible de padecer terremotos de gran magnitud.

La directora del observatorio San Calixto, la única institución sismológica de Bolivia, afirmó que el Gobierno no tiene ningún programa para afrontar terremotos y que el existente código normativo de las construcciones para que sean antisísmicas "no es aplicado ni hay un control" sobre el mismo. No se conoce la versión del gobierno boliviano al respecto.

A su vez, el presidente de Ecuador, Rafael Correa, reconoció  que su país "no está preparado para desastres de la magnitud de Haití o de Chile", y advirtió que las construcciones no están preparadas, "porque hay una anarquía urbana increíble" y que arreglar dicha situación es "un trabajo que demorará años".

Mientras se siguen acelerando estos procesos en la región, desde la propia Chile, donde el violento sismo de hace una semana dejó más de dos millones de damnificados, se escuchan voces críticas contra la "falta de preparación" en un país situado en el llamado Cinturón de Fuego del Pacífico, zona geográfica con permanentes movimientos telúricos.

"Hace muchos años, la Universidad de Chile ha estado proponiendo las medidas y legislación que este país debiera tener para que situaciones de este tipo puedan ser bastante mejor manejadas", pero "en la práctica (...) no se nos ha escuchado", afirmó el rector de esa casa de estudios, Víctor Pérez. 

Podría haber grietas en todo el continente

Credito: Agencias

En cuanto a Venezuela, el presidente Hugo Chávez ordenó planificar simulacros y hacer un plan de cómo debe actuar la población y las instituciones de resguardo frente a un terremoto. "Los cuerpos de seguridad, de orden público, de salvamento, de Protección Civil, la Fuerza Armada toda, los consejos comunales debemos tener un plan bien elaborado que hay que revisar".

Venezuela se ha visto sacudida por varios temblores sensibles durante los últimos meses. En 1967 un terremoto sin la magnitud de los actuales destruyó edificios en Caracas y el Litoral Central. También se recuerda el deslave que ocasionó la pérdida de miles de vidas y bienes en diciembre de 1999. La anaquía urbanística de la capital venezolana podría quedar en evidencia frente a un sismo de considerable magnitud

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