martes, 22 de diciembre de 2009

Sembrada en el corazón del pueblo


El pasado sábado sus camaradas recibimos la terrible noticia de su fallecimiento. Pasaron 5 meses desde su regreso a Boconó, estado Trujillo, su tierra natal. Las incertidumbres y las impresiciones acerca de las razones de su ida y sobre su estado de salud, empezaron a generar un clima de preocupación entre sus allegados.

Algunos compañeros y compañeras de diferentes partes del país, sobre todo cantores con los que Solimar había compartido, decidieron visitarla para disipar las dudas y brindarle la compañía que ella jamás dudó en dar a sus camaradas, así como a los más necesitados de nuestro país. Sin embargo, algunas soledades son difíciles de vencer y algunas sensibilidades incomprendidas en su tiempo y lugar.

Algo sí es seguro, lo que Solimar Cadenas generó a través de su obra hecha lucha y canto revolucionario, fue una ola de solidaridad inmediata. La recordamos porque estuvo en el centro del refugio tras las lluvias que desalojaron a familias enteras de sus casas, porque se movilizó en defensa de los inquilinos de Caracas, porque apoyó actos en la UCV, en la UBV, Unearte, asumiendo la vanguardia en la campaña por la enmienda constitucional, logrando su sueño más preciado que fue cantarle al Presidente, motivando el avance revolucionario, denunciando a los enemigos del pueblo sin querer nada a cambio, con una entrega absoluta, sin hipotecar su canto o condicionarlo a las prevendas. Solimar es más que una imagen en las pantallas de televisión, es ejemplo cotidiano de humanidad y coherencia socialista.

El dolor que causa su pérdida y el compromiso de mantenerla viva en la memoria colectiva, reunió a cantidad de allegados, amigos y familiares en lo que denominamos su siembra. No la enterramos. La sembramos. Sin contar el aluvión de gente que quiso estar y no pudo. Sin embargo, la cantidad de gente organizada en su sentimiento alrededor de Solimar la recordará siempre en lo que significa para su pueblo. Este lunes 21 desde Boconó la sembramos y la despedimos como diría Alí, y como definitivamente lo quiso Solimar: con flores rojas, puño en alto y con la promesa de seguir luchando al lado de los más humildes y de las formas más honesta y radical. A su lado, cantores como Hanoi, Sandino, Pinki, Dame Pa’ matala y diferentes organizaciones sociales y políticas entonaron un adiós en Dolor Mayor y una bienvenida a todos los Che Guevaras niños y viejos, que vienen hacer de este mundo un lugar mejor. Solimar vive porque la lucha sigue.

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