miércoles, 2 de diciembre de 2009

Calentamiento global Otro invierno que no llega



GABRIELA GUERRA REY

Los casquetes polares se derretirán, el nivel de los océanos aumentará y con ello las inundaciones serán frecuentes en muchas zonas.
Terminando el mes de noviembre en Cuba todavía el frío se hace esperar, siempre un poco más. Un verano que cada año es más extendido en la isla tropical, pero también en muchas otras partes del planeta, es la consecuencia más visible del calentamiento global, tema que ocupa las principales agendas por estos días.

Tras muchos años sin que Estados Unidos, emisor del 25 por ciento de los gases invernaderos, y por tanto el mayor causante de esta desgracia "natural", le haya prestado atención al gran dilema ecológico ambiental, ahora no se aparta el asunto de ninguna discusión.

Al parecer la advertencia de esta nación sobre las desgracias que se nos vienen encima fue necesaria para que el cambio climático asustara a más personas y gobiernos.

Los especialistas han descrito una y otra vez las terribles consecuencias de que las emisiones contaminantes continúen aumentando el calor de la tierra a través del llamado efecto invernadero.

Los casquetes polares se derretirán, el nivel de los océanos aumentará y con ello las inundaciones serán frecuentes en muchas zonas, mientras que en otras sencillamente la sequía, por la misma causa, seguirá asolando a poblaciones en los sitios más inhóspitos y resecos.

Espacios geográficos como Cuba sufren otro tipo de turbulencias, como es el caso de las tormentas que cada año ponen en alerta a la región del Caribe, y nos hacen olvidar el más acuciante problema global para sumirnos en nuestras realidades de destrucción y vientos.

Sin embargo, ocasionalmente se escucha a alguien mencionar la palabra mágica, todo esto es culpa del "cambio climático".

Calentamiento Global: ¿Y tú que haces para ayudar?

Para Cuba el 2008 significó una pérdida de miles de millones de dólares, cantidad significativa por las condiciones económicas y políticas del país frente a esa potencia que es, una vez más, Estados Unidos.

En Haití los impactos han sido incluso más severos, nación donde el año pasado un ciclón tras otro dejó un número de víctimas y hambrientos que a todos nos da vergüenza mencionar.

Consecuencias similares sufre la región indonesa, por ejemplo, con la constante ocurrencia de Tsunamis, mientras efectos como El Niño, dejan secuelas en cualquier sitio del orbe.

Enfocados en ello y en la próxima cumbre promovida por la Organización de Naciones Unidas que tendrá lugar en diciembre en Copenhague, Dinamarca, Cuba reiteró la necesidad de modificar los actuales patrones de producción y consumo y de transitar hacia un modelo económico verdaderamente sostenible.

Los detalles fueron avalados por la agencia latinoamericana Prensa Latina, al destacar las palabras de Pedro Núñez Mosquera, representante permanente del país caribeño ante la ONU.

La supervivencia humana requiere de una revolución energética a nivel mundial, aseguró luego de presentar un plan denominado "Ocho verdades que no pueden obviarse ni ocultarse en materia de cambio climático".

EL EFECTO Y LOS DAÑOS

El efecto invernadero es un fenómeno atmosférico natural que permite mantener la temperatura del planeta, al retener parte de la energía proveniente del Sol.

Pero el aumento de la concentración de dióxido de carbono por el uso de combustibles fósiles ha provocado la intensificación del fenómeno y el consecuente incremento de la temperatura.

Osos polares en hielo frágil, pingüinos emperadores que dependen de la superficie helada para reproducirse, miles de aves que tienen que cambiar sus hábitos migratorios si pretenden sobrevivir, 30 por ciento de especies animales en peligro de extinción, son noticias igualmente preocupantes.

Los especialistas advierten, si el 30 por ciento de las especies desaparecieran, que pasará con el resto, ¿es que acaso nos olvidamos de esa cadena alimentaria que nos hace a todos dependientes unos de otros, incluso al propio y destructor ser humano?

Los científicos dicen que la Tierra podría llegar a calentarse 7.2 grados Fahrenheit más durante el Siglo XXI si no reducimos las emisiones causadas por los combustibles fósiles, como el carbón y el petróleo.

Solo mirando al África, la región donde las penurias son una condición de vida de la mayoría, las vulnerabilidades frente al cambio climático se agudizan.

Ahora además de los emigrantes por hambre se encuentran allí los refugiados climáticos, los cuales, calcula la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), pueden ascender a 200 mil seres humanos.

Éstos no podrán soportar que la sequía arruine sus pocas tierras para producir los alimentos imprescindibles, o que el calor seque sus aguas de consumo y vida.

África es el continente más frágil y sin dudas el menos responsable en este fenómeno. Para el 2080, se pronostica que la temperatura en la parte oriental del área aumentará de 5.4 a 7.2 grados Fahrenheit, una vez y media más que el promedio proyectado para el resto del planeta.

¿Las consecuencias?: Sequías, inundaciones, hambruna, extinción de especies y conflictos en la zona más sufrida del orbe.

Ahora, con vistas a la cumbre de Copenhague, el tema adquiere relevancia, por la intención de que allí comience a gestionarse un nuevo acuerdo que sustituya el protocolo de Kyoto cuando caduque en 2012.

Aunque éste convenio, involucrado en las metas de los países miembros en cuanto a la reducción de gases contaminantes, no había sido ratificado por Estados Unidos. El ex mandatario, George W. Bush, con sus destructoras políticas, se mantuvo renuente a firmar algo en lo que no creía, con falsas promesas de que esa nación trabajaría para solucionar el problema.

Luego de tantos años, ahora el nuevo gobernante demócrata, Barack Obama, habla de proponer una reducción del 17 por ciento para 2020, con respecto a los niveles de 2005, y su plan final parece conducir a un medio siglo en el cual los norteamericanos hayan reducidos sus niveles contaminantes en 83 por ciento.

Mas esto parece ambicioso, y quizás un poco soñador, sobre todo teniendo en cuenta que cada 4 años cambia el mandato de la Casa Blanca. Pero el hecho de que el presidente, además recién nombrado y para muchos inmerecido premio Nóbel de la Paz, toque el tema, ya lo saca a la palestra.

Llevamos años acusando al norte de su impacto destructivo en el calentamiento y sus pocas acciones, hoy de ese territorio vienen no solo disposición sino también propuestas.

Este puede ser quizás un momento oportuno, decisivo, cuando los efectos del calentamiento no se hacen esperar y amenazan un mundo que con suerte será más caluroso, más contaminado, con el agua más sucia y donde sequías serán tan frecuentes como las inundaciones y los destructivos incendios.

Sin suerte, sencillamente la especie humana, la superior y más racional, y también causante de estos males, puede bordear el mismo precipicio de la vida que otros millones de seres.

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