domingo, 10 de enero de 2010

ANIVERSARIO 40 DEL ORTOPÉDICO FRANK PAÍS Entre los mejores del mundo


Foto Fidel, acompañado por el doctor Rodrigo Álvarez Cambras, en un recorrido por el Hospital Ortopédico Frank País, en 1987

Cuando en enero de 1969 el doctor Rodrigo Álvarez Cambras asumió la dirección de "un pequeño centro asistencial con alrededor de 100 camas" existente en la Lisa, al oeste de Ciudad de La Habana, luego de un recorrido junto a Fidel por áreas de la institución, el jefe de la Revolución le comentó: aquí se puede hacer el mejor hospital ortopédico del mundo.


Fidel, acompañado por el doctor Rodrigo Álvarez Cambras, en un recorrido por el Hospital Ortopédico Frank País, en 1987.
A partir de ese momento, reflexiona ahora el científico cubano, "acompañado siempre de la invalorable ayuda de Fidel y Celia Sánchez", nos dimos a la tarea de hacer realidad ese objetivo, y transcurridos 40 años, por la labor y experiencia que acumula hoy el Complejo Científico Ortopédico Internacional Frank País, "pienso que se inserta entre las mejores instituciones de su tipo, y de mayor prestigio, a nivel internacional".

El pequeño centro asistencial devino, por la obra creadora de la Revolución, una verdadera Ciudad Ortopédica, con capacidad de hospitalización para unos 750 pacientes cubanos y 376 de otros países en sus dos hoteles de rehabilitación integral, y dispone de unidades quirúrgicas y de Medicina Física y Rehabilitación; de investigación y desarrollo; de producción, con una fábrica de aparatos ortopédicos, prótesis, implantes quirúrgicos, instrumentales, fijadores externos, que generan un sustancial ahorro de importaciones. De igual modo cuenta con banco de tejidos; servicios externos para el tratamiento ambulatorio y también de asistencia médica internacional; centro de Convenciones; y un servicio de Traumatología Deportiva, eslabón fundamental en la cadena de éxitos olímpicos cosechados por nuestros atletas.

El Frank País, dedicado a la cirugía ortopédica, traumatológica, reconstructiva y rehabilitadora del sistema osteomio-neuroarticular (referido a los huesos, médula, nervios y articulaciones), como centro formador es la sede de la Escuela Iberoamericana de Ortopedia y Traumatología, y de la Escuela Internacional de la Sociedad Mundial de Ortopedia.

En ese Centro han recibido atención durante cuatro décadas unos dos millones de cubanos y también extranjeros procedentes de 39 países, aquejados por deformidades de la columna vertebral y hernias discales; parálisis de la médula espinal de origen traumático, congénito o adquirido, y de los nervios periféricos; tumores óseos y de partes blandas; fracturas y secuelas de fracturas; deformidades de pies y manos; cirugía reconstructiva de las lesiones en manos; alargamientos de huesos por acortamientos congénitos o adquiridos; revascularización e injertos de médula espinal; y sustituciones protésicas de las articulaciones.

En el año 1956 — y son sus palabras—, siendo alumno de Ortopedia en el entonces Hospital Universitario Calixto García, Álvarez Cambras "chocaba" con el horror de ver a decenas de pacientes necesitados que no podían recibir atención, y cuando ingresaban lo único que se les ofrecía gratuitamente era aspirina y algún que otro suero fabricado en el hospital, mientras que para el tratamiento de alguna fractura se les entregaba una receta para comprar antibióticos, analgésicos, sueros, alambres, tornillos, clavos o placas metálicas.

"Todo era un negocio alrededor del paciente. Las farmacias privadas ofrecían a enfermeras y médicos un por ciento de comisión por cada receta; la sangre se vendía. En los hospitales del Estado el enfermo y sus familiares tenían que vender su cédula electoral y, con ella, su conciencia ciudadana para tener acceso a una mísera cama".

Recuerda que entonces, enamorado de la Ortopedia, comenzó a soñar con que un día existirían en Cuba hospitales donde la población fuera bien atendida, cada ciudadano pudiera cuidar su salud con independencia de su situación económica, y se contara con servicios de rehabilitación, investigación y desarrollo, capaces de posibilitar, además de un sistemático perfeccionamiento de la atención hospitalaria, el máximo progreso de la especialidad.

Para el profesor Álvarez Cambras, uno de los grandes maestros de la Ortopedia y la Traumatología, aquellos sueños se hicieron realidad, y para ello, dice, nuestro pueblo tuvo que liberarse de las ataduras de un pasado de oprobio y de inmoralidad, y fueron necesarios el Moncada, el Granma, la Sierra Maestra, el Primero de Enero¼ ¡y un Fidel preocupado y dedicado permanentemente por los problemas de salud de la población!

Cuatro décadas de infatigable labor, junto al valioso colectivo de trabajadores del Ortopédico Frank País, han pasado como "un instante" para este eminente científico. El "hechizo del yeso" lo encadenó a una especialidad que ama sobre todo en su vida, y su sentido humano y social lo enroló con voz propia en la gran aventura de la Medicina cubana a partir del triunfo de la Revolución en 1959.

Cuando le preguntaron hace unos días en el Centro de Prensa Internacional de esta capital, cuál consideraba el mayor logro alcanzado por el Frank País, respondió sin dubitar: "Haber cumplido con Fidel".

Cortesía de Granma.cu

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